"Eso les pasa a las mamás que..."

Relato: Valentina Jaime

En ese entonces vivía en Sogamoso. Duré 3 días de trabajo de parto en casa y finalmente llegué al hospital. Al ingresar decidieron canalizarme y ponerme oxitocina sintética porque me faltaba dilatación. La manera en que me sentía más cómoda para poder llevar las contracciones acostada y sola era con una almohada en medio de las rodillas; hasta que llegó una enfermera y me rapó la almohada:

"Porque la iba a llenar de sangre y era una paciente cochina que no pensaba en los otros pacientes y ensuciaba todo."

A lo que yo respondí que si acaso allí no lavaban las cosas. La enfermera se puso tan brava que impidió que me revisaran hasta el próximo cambio de turno. Y aunque yo gritaba que quería que me vieran y me dijeran cómo iba; nadie venía a atenderme. 

Empecé a pujar sola en la camilla, hasta que pasó otra obstetra me revisó y me pasaron caminando a la sala de partos. Todo el tiempo me decían que lo estaba haciendo mal, que no respiraba y que era torpe. Al final veía a tooodo el mundo correr de un lado para otro y no me entregaban mi bebé.

Yo preguntaba una y otra vez qué pasaba y nadie me respondía. Tuve que agarrar del brazo a la enfermera y preguntarle a lo que me respondió:

"Su bebé no respiró, lo están reanimando, eso les pasa a las mamás que huelen cocaína antes de venir al parto". 

Hubo muchas más torturas de ahí en adelante pero escribiría como tres hojas más para contarlas... Yo sólo lloraba y duré sintiéndome mal y culpable varios años porque mi parto había sido una completa pesadilla. 

Me parece muy valioso contar y sacar lo que nos pasa para podernos ayudar y entender entre nosotras, para dejar de normalizar la violencia y dejar de creer que los médicos son los que lo saben todo, cuando nosotras somos las que parimos así como lo hicieron nuestras abuelas. Debemos reaprender a confiar y a escuchar nuestro cuerpo.

¡Porque nuestro parto y nuestro cuerpo sea nuestro!