La importancia de hablar de los Derechos Sexuales y Reproductivos en Colombia

 

Autora: Carolina Moreno

El pasado 21 de junio, en la Audiencia temática sobre Derechos Sexuales y Reproductivos que fue convocada por la Representante de la Cámara Mará Jose Pizarro, fuimos convocadas a participar para hablar sobre el acceso y las barreras a los Derechos Sexuales y Reproductivos en Colombia, la violencia obstétrica y el parto humanizado. Contamos con la representación de las compañeras Jennyfer Paola Flórez, Elisa Jojoa y Carolina Moreno.

En el presente escrito les contaremos sobre el sentido la intervención y les invitamos a ver la audiencia completa aquí

¿Qué barreras existen actualmente en Colombia para acceder a los Derechos Sexuales y Reproductivos y cómo podemos superarlas?  

Para nuestro país los derechos sexuales y reproductivos no revisten la importancia que tienen en el desarrollo individual y en el ejercicio de la ciudadanía, no solo hablando en términos reproductivos, sino en el goce máximo de las vivencias. La sexualidad es inherente a los seres humanos y nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte. En un ejercicio de control sobre las cuerpas, cuerpos y cuerpes, la hemos reducido a aspectos que, desde un sistema de creencias tradicional, los aborda desde lo punitivo y coercitivo. Lo anterior se traduce en desconocimiento, poco interés, información sesgada y la falta de creación de espacios de construcción de conocimientos sobre el tema desde enfoques diferenciales e incluyentes que permitan a las personas un ejercicio de una sexualidad libre de todo tipo de violencias.

A estas barreras se les suma una normatividad dispersa y poco clara en derechos sexuales y reproductivos; que siempre da pie a la ambigüedad en su aplicación y  cumplimiento desde los diferentes actores responsables de su garantía, elaborada desde escenarios ideales de presencia institucional, que no se adaptan a las realidades de los territorios de nuestro país y con una tendencia a la universalización de los casos, sin reconocer necesidades individuales y comunitarias dada por las dinámicas y los contextos. Además de un sistema de salud que reproduce sistemas de opresión, al privilegiar la calidad de la atención en salud en unas pocas personas, teniendo en cuenta su capacidad de pago o la manera que accede al sistema y que a su vez se fragmenta dividiendo a las personas por especialidades, servicios, impidiendo una mirada integral y cálida de las situaciones en salud y poniendo a los servicios de salud sexual y reproductiva como secundarios y poco urgentes.

Y para superar las barreras que existen debemos reformar el sistema de salud, permitiendo a las personas el acceso al mismo como un derecho fundamental y no desde el aseguramiento y la mercantilización, unificando y dando fuerza a la normatividad relacionada con derechos sexuales y  reproductivos, no solo desde lo jurisprudencial, sino desde su aplicación y cumplimiento integral por todos los actores del sistema, implementando servicios donde exista la asesoría en DSR, entrenando al recurso humano en el tema desde todas las instituciones, generando espacios de construcción de conocimiento, donde se reconozcan los saberes de los participantes, las comunidades y se integren con el saber científico, que permitan reflexiones que lleven a la autonomía para la toma de decisiones, incentivando a los agentes encargados, a un trabajo personal para evitar sesgos a la hora de replicar la información y permitiendo a los actores que no tienen competencias para abordar asuntos de esta índole, la libertad para referir a áreas competentes y que este se convierta en un trabajo mancomunado y no solo en el cumplimiento de acciones por responsabilidad.  

¿Es posible afirmar que en Colombia existe violencia obstétrica?

La violencia obstétrica en Colombia existe, es cotidiana y ha causado daño físico, emocional, espiritual, cultural y social a lo largo de muchas décadas a un incontable número de mujeres, pero que desafortunadamente al ser una forma de violencia tan normalizada e invisibilizada, no tipificada como un delito específico y que no  cuenta aún con estadísticas nacionales o regionales que permitan evaluar su frecuencia e impacto en la vida y salud de las mujeres y sus hijes; asi es como los procesos investigativos, publicaciones académicas, programas radiales, intervenciones de espacio público, fotoreportajes, videoconferencias y eventos académicos se han convertido en la oportunidad para que muchas mujeres reconozcan que sufrieron alguna forma de violencia obstétrica, relaten sus historias de parto y en algunas ocasiones incluso encontrar sanación de las heridas emocionales dejadas por estas experiencias.

El trabajo realizado desde el MNSSR, nos llevó a considerar que se hace necesario iniciar un proceso de construcción colectiva del concepto de “violencia ginecobstétrica” de tal manera que se puedan reconocer otras múltiples formas como las personas transitan por experiencias que comprometen su salud y calidad de vida en el marco de los procesos de atención en salud. 

Esta violencia tiene causas estructurales entre las que se encuentra por un parte la formación de los trabajadores de la salud, en la cual se privilegia la patologización y medicalización de los procesos reproductivos incluidos el parto y nacimiento, aun cuando según las recomendaciones de la OMS señalan que se debe intervenir lo menos posible. Desde la academia se ha trabajado en acciones para la humanización de los servicios de salud sin embargo no se logra encontrar valor a la importancia de la vinculación afectiva del personal de salud con sus pacientes o a la necesidad de establecer lazos de empatía que humanicen estos procesos de atención en particular en salud sexual y reproductiva. Por otra parte, el sistema de salud reproduce el clasismo, sexismo, racismo y el heterosexismo. Los servicios están concentrados en las grandes ciudades lo que muchas veces ponen en grave riesgo la salud o la vida, por los tiempos de desplazamiento, infraestructura la calidad de la atención y en muchas ocasiones la falta de dinero de las personas que requieren los traslados entre otras, agravando con ello los eventos asociados a la violencia ginecobstétrica.

Frente a la necesidad de generar evidencia entorno a esta problemática; un equipo del MNSSR se encuentra trabajando en la construcción de la Primera Encuesta de Parto y Nacimiento en Colombia que nos permitirá recoger información tanto de experiencias entorno a la violencia obstétrica como también resaltar las vivencias de partos respetados. Esperamos que esta encuesta aporte insumos que nos permitan seguir desarrollando procesos de incidencia política y social que contribuyan a garantizar el derecho a parir y nacer en paz y reconocer que esta violencia es una realidad histórica. 

¿Cómo humanizar el parto en Colombia? 

Desde el MNSSR acompañamos la materialización del parto humanizado y respetado, por medio de la difusión de información sobre la gestación, el parto y el postparto, también trabajamos en red con personal de salud de los diferentes territorios que respetan e implementan los parámetros de parto humanizado, y además tenemos a la disposición herramientas jurídicas para que se pueda ejercer todos los derechos en las decisiones frente a las diferentes instituciones del Sistema de Salud, lo cual ha propiciado diálogos de diferentes niveles con el Sistema y mejorar los estándares de aplicación a los lineamientos de parto humanizado en los servicios. 

Es así como para humanizar el parto necesitamos: 

  • Reconocer a quien gesta y pare como agente activo en el proceso y a los demás involucrados como acompañantes que brindan información y atienden el bienestar físico, emocional y social de dicha persona.

  • Reconocer las diferentes realidades alrededor de la gestación, parto y postparto, más allá de la medicalización, patologización ni mercantilización.

  • Fomentar espacios de formación continuada, suficiente e interdisciplinar del recurso humano del sistema de salud, que permita diálogos con otros oficios como las parteras o las doulas para reconocer las diferentes realidades culturales y sociales alrededor del parto.

  • Generar más estrategias de información y comunicación a la familia gestante sobre el parto humanizado y respetado.

  • Generar diálogos respetuosos entre actores del sistema de salud colombiano; reconocer las diferencias, sensibilizar sobre la igualdad de derechos, desde el reconocimiento de saberes, garantizar que se respeten las decisiones que tome la persona que gesta, y velar por que sean decisiones realmente autónomas.

  • Reconocer que actualmente hay experiencias y profesionales comprometidos con el parto humanizado como parte importante de la transformación y con ello, posibilitar una integración vertical de dichas prácticas.

  • Generar mejoras en la infraestructura de las instituciones prestadoras de salud lo cual garantiza un parto en movimiento y el acompañamiento de una persona.

  • Cambios estructurales en el sistema de salud que eliminen la tercerización de los servicios de salud y que valore los DSR en la atención.

  • Reconocer que la experiencia de la gestación, el parto y postparto libre de violencias, permite construir tejidos de paz en el cotidiano, disminuyendo con ello las violencias estructurales, especialmente la de género, para construir relaciones desde otros lugares.

  • Reconocer en los ejercicios legislativos sobre parto humanizado y respetado, deben recoger los lineamientos de la OMS, parámetros de respeto a la decisión de quien gesta y pare e involucre los diferentes actores que están involucrados fuera y dentro del sector salud, y el trabajo continuo en relación a la difusión de información alrededor de la materialización de los derechos sexuales y reproductivos.

 
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