Mujeres cíclicas

 

Autora: Zayda M Aragón P

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A semejanza de la electricidad, la menstruación y el flujo y reflujo de la energía constituyen una «corriente alterna». Durante la menopausia, el flujo de energía adquiere la intensidad y uniformidad de una «corriente continua». Estamos cargadas de energía hasta el punto en que nos hemos abierto a lasabiduría de la Hechicera.

FARIDA SHAW

La sociedad moderna nos ha enseñado a vernos fragmentadas y lineales, no ha reconocido que las mujeres somos seres cíclicos y que en general la humanidad responde a ciclos que se asemejan a los de la naturaleza (Fases lunares, estaciones, día/noche). 

Según la cosmovisión Muisca los seres humanos pasamos en la vida por cuatro lunas. Cuando estamos en el vientre de la madre nos encontramos en luna nueva y en esta luna permanecemos hasta que nuestra cabeza corona y nos toca el primer rayo de luz. Durante este tiempo, según la biología, queda determinado el número de células germinales femeninas en ambos ovarios, ahí empezamos el primer ciclo en el que nuestro cuerpo madura estas células con el objetivo de que puedan ser fecundadas y así sostener la creación de nuevos seres humanos. Esta luna nueva corresponde desde esta mirada espiritual a un momento, en el que va tomando forma una idea y se va materializando. 

Posterior al nacimiento, según la misma cosmovisión, entramos en la fase de la luna creciente, que va desde la coronación de la cabeza en el parto, hasta un nanosegundo antes de que salga la primera gota de sangre menstrual, lo que la biología llama menarquía. Este ciclo corresponde desde lo espiritual al momento en el que la idea va creciendo y madurando; lo va haciendo gracias a la tensión entre la misión que trae el espíritu, el deber ser familiar y social, o sea gracias a la tensión con el medio en el que crecemos. Desde la biología durante este ciclo se han venido produciendo cambios fisiológicos y anatómicos que preparan el cuerpo para entrar al ciclo reproductivo – menstrual. Estos cambios tienen que ver especialmente con la reactivación del eje hipotálamo-hipofisiario-gonadal y la secreción de la hormona liberadora de gonadotrofina GnRH que da la señal para el comienzo de la última etapa de la pubertad.

A la llegada de la primera menstruación entramos en la fase de la luna llena, la que va desde la primera menstruación hasta el nacimiento del primer nieto, la plenopausia (menopausia) o hasta que la comunidad reconozca a la mujer como mayora o sabia. Desde la biología corresponde a nuestra edad fértil que oscila desde los 12 años hasta los 51 años aproximadamente. Este es uno de los ciclos más largos de la mujer y que a su vez contiene ciclos lunares-estacionales, que corresponden al ciclo menstrual y al embarazo, cuando este se da. Este ciclo trabaja el despertar sensual y sexual con todo lo que nos rodea, la capacidad de gestar y materializar no solo seres humanos sino proyectos, carreras, ocupaciones, etc. La vivencia del placer, el manejo de los fluidos, las aguas internas, la relación con lo cíclico de la vida en cuanto a nacimientos y muertes. 

Desde la mirada biológica la mujer se mantendrá en un ciclo menstrual que contiene cuatro fases que son: la fase folicular (temprana-media-tardía), fase ovulatoria (transición folicular-lútea), Fase lútea (temprana-media-tardía) y fase menstrual (transición luteo-folicular), esta última sucede si no hay embarazo. En caso de que la mujer se embarace entra en otro ciclo que desde lo biológico se divide en 3 trimestres y desde lo espiritual muisca pasa por las 4 lunas que ya hemos mencionado. 

Desde la mirada espiritual de varias culturas el ciclo menstrual se asimila a las 4 lunas y 4 estaciones. 

La luna nueva (invierno) sería la fase menstrual en donde la mujer se encuentra recogida, con una mirada hacia sí misma, es el momento en que el endometrio descama ya que no ha habido implantación embrionaria. 

La luna creciente (primavera) sería la fase preovulatoria o fase folicular media-tardía, es un momento en que la mujer se encuentra inspirada, con su energía más dinámica, creativa. Desde lo biológico el folículo que se estaba desarrollando en el ovario alcanza su máximo desarrollo y segrega más estrógeno. 

La luna llena (verano) correspondería a la fase ovulatoria, se da la liberación del ovulo maduro y el cuerpo genera el terreno adecuado para un posible embarazo. Es un momento de plenitud, de amor y entrega hacia los proyectos nuevos o sustento a los que ya están, es una energía potente. 

Por último, la luna menguante (otoño) que corresponde a la fase progestacional / premenstrual o fase lútea, en la que el cuerpo produce glucógeno, se espesan los vasos sanguíneos y se llenan de sangre en el útero, sino hay embarazo el cuerpo deja de producir hormona LH y FSH lo que hace que el ovulo envejezca, deja de producir estrógenos y progesterona, el endometrio se repliega, el tejido muere y se expulsa dando paso a una nueva fase menstrual. En esta luna la mujer disminuye su atención a lo externo y empieza a viajar nuevamente a su interior, dándose procesos de reflexión sobre la cosecha que ya tiene. 

Después de culminar este gran ciclo de luna llena que contiene a su vez varios ciclos que alimentan la experiencia y el conocimiento, las mujeres entran en el ultimo ciclo que las acompañara hasta su muerte. 

La fase de la luna menguante, la plenopausia (menopausia), desde lo biológico es un momento en el que la mujer deja de tener el ciclo menstrual y ocurre después de los 51 años aproximadamente. La palabra menopausia significa la “pausa mensual” y claramente se refiere al momento en el que la menstruación deja de llegarle a la mujer, esta palabra dentro de la sociedad occidental ha tenido un significado negativo ya que pone a la mujer en un lugar de aislamiento y de menosprecio, que no corresponde con lo que el ciclo significa para otras culturas. Debido a esto y en un ejercicio de re-nombrar para visibilizar de una manera positiva, varias mujeres han decidido renombrarlo como plenopausia haciendo alusión a un momento de plenitud, que viene con la madurez de los años. 

Desde la cosmovisión Muisca, esta fase de la luna inicia con la llegada del primer nieto, el cese de la menstruación o el reconocimiento por parte de la comunidad como mujer mayor-sabia, y va hasta el momento en el que expira el ultimo aliento. Es un momento en el que se cierran procesos, se reflexiona profundamente sobre la cosecha para poder extraer el consejo y volver a sembrar, es el momento previo a la mortuoria final. Desde lo biológico empiezan a disminuir la producción de hormonas relacionadas con la procreación, empiezan a variar los ciclos menstruales hasta desaparecer por completo, estos hechos biológicos se ven en el cuerpo con síntomas como: los calores corporales, sudoraciones nocturnas, desequilibrios del sueño, cambios en el estado de ánimo, dolores de cabeza. Todos estos síntomas pueden ser tratados y no hay que temerles, simplemente son la confirmación de que esa energía que nos limpiaba mes a mes se ha ido y que ahora parte de nosotras el poder limpiar nuestra energía y armonizarnos con el medio. 

Finalmente, es evidente que las mujeres nacemos y morimos dentro de un espiral de ciclos que van desde nuestro cuerpo espiritual hasta nuestro cuerpo físico, no somos solo el ciclo menstrual y este no es el único proceso sexual que hay que cuidar y conocer, estamos invitadas a conocernos y entendernos en toda esta espiral para tener una salud sexual plena y consciente. 


FUENTES DE INFORMACIÓN

FORMACIÓN DE DOULAS. Fundación Mujeres Bachué. Ramiro Romero. 2016

https://www.tamarafranco.com/blog/plenopausia

BERTA, Cesar Luís. Ciclo Mesntrual. Centro de Reproducción Humana y Planificación Familiar Cátedra de Ginecología UNR. Dto de Ginecología- Reprolab. Sanatorio Británico. CURSO DE POST GRADO EN SALUD REPRODUCTIVA. CREP – OMS – GFMER. Rosario 2004

NORTHRUP, Christiane. Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer. Una guía para la salud física y emocional. Ed. Urano. 1999.

PENADES, Elena. Los ciclos de la mujer y la medicina natural. 2001.







 
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